viernes, 20 de febrero de 2015

Retro(intro)spectiva



He abierto la pestaña "Nueva Entrada" muy entusiasmada, y me he dado cuenta que en realidad no sé muy bien qué escribir. Anoche, cuando me metí en la cama, las ideas me bullían en la cabeza (a puntito estuve de levantarme y ponerme a escribir, pero la migraña que tenía me aconsejó descansar, y menos mal que la hice caso), y quería escribir sobre un montón de cosas, que, para variar, se han quedado en el limbo, porque hoy ya no me acuerdo de nada.
En fin, lo que sí voy a contaros es que ayer me levanté muy retrospectiva, y comencé a leer mis cuadernos antiguos: con textos, poemas, reflexiones y cartas, y pude darme cuenta de lo que he cambiado como persona, y como mujer, y cómo éstos cambios en mí han traído a mi vida cambios muy positivos.

No es que no me guste la persona que era antes, pero tenía demasiados conflictos internos, mantenía luchas conmigo misma, y tenía demasiados quebraderos de cabeza, y muchísimos problemas de autoestima. Si bien es cierto que mi autoestima se ha tambaleado un poco en los últimos 2 años, desde luego no es como antes, ni mucho menos.
Pero leyendo esos cuadernos me di cuenta de algo más, algo que no me gustó en absoluto, y es el daño que he hecho a muchas de las personas que han estado a mi alrededor. Chicos con los que estuve o estuve a medias, buenxs amigxs que fui apartando sólo por dejadez y pereza, y un largo etcétera de personas que estuvieron a mi lado, mis padres incluídos.
Me gustaría poder pedir perdón a todas esas personas, poder decirles que la cagué (aunque en ese momento no me diera cuenta), que no era más que una cría egoísta con afán de protagonismo que no se respetaba a sí misma. Dudo mucho que éstas personas me fuesen a escuchar, y lo que es más, en caso de escucharme, no creo ni que me fuesen a perdonar, pero yo al menos me quedaría con la conciencia más tranquila.
Vamos a ver, que no es que el tema no me vaya a dejar dormir, pero saber que he hecho daño a personas que no se lo merecían, por un puñado de cumplidos, o por dejadez, o por pereza; me pesa, y me pesa bastante. Creo que en muchos momentos fui cobarde y tuve miedo de no quedar bien por decir las cosas claras, pero lo peor de todo es que tenía tal cacao en la cabeza, que ya no es que ni cobarde ni valiente, es que no sabía lo que sentía ni lo que quería. Fui, en todos los aspectos, una niñata.

Sin embargo, si bien esas personas desaparecieron de mi vida sin dejar rastro, vino la ansiedad a recordarme lo que es el karma, y me hizo pagar por todos mis errores. Aún viene de vez en cuando a visitarme, y nos tomamos una tila juntitas, charlando de nuestras cosas. No, ahora en serio, es verdad que aún tengo ansiedad de vez en cuando, pero la ansiedad de ahora es muy distinta a la que tenía antes. Ahora viene infundada por el miedo y la inseguridad de estar sola en casa con el niño y que nos pueda pasar algo (wtf? si piensas eso, mal vamos...), pero, ahora me doy cuenta que cuando llegó por primera vez, fue por esa lucha interna que mantenía conmigo misma; lo que empezó siendo como un runrún que me decía que no estaba haciendo bien las cosas, acabó por no dejarme dormir por las noches y a pensar que ese día iba a ser el último día de mi vida porque en cualquier momento me iba a morir.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, 14, 12, 10 años, y ahora tanto mi vida como yo somos totalmente distintas, pero ayer tuve que perdonarme por todo el daño que había hecho, y me costó un poquito, de hecho, puede que ni siquiera me haya perdonado del todo, pero vamos, que estoy en ello.

En fin, lo que ha empezado con un "no sé qué contar", al final ha resultado un tocho con mis reflexiones absurdas, pero para mí necesarias, así es que me voy con la música a otra parte.

Por cierto, si eres unx afectadx por mi niñatería y has llegado hasta aquí de manera accidental, te pido perdón.

Muchos besos!



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu huella aquí!